domingo, 20 de junio de 2010

reciclar es necesario, dicen

Nota: este texto es el resultado de pasar por el filtro de mi literatura un texto que improvisé y colgué en MI OJO DERECHO hace algún tiempo. Antes sólo era un texto, una paja mental, ahora, según mi criterio, se ha sublimado (ja!) y se ha convertido en literatura (toma!). ¿Cómo lo hago? Fuera de coñas, esto entrará en ese tercer libro que algunos están leyendo, otros ya han leído y otros, nunca leerán.

El ir y venir de la vida, el pasarnos lo que nos pasa, el cáncer de colon, el padre que te ayuda con la mudanza, la madre que te llama por teléfono, la abuela, ay qué pena mi hijo que te quiero mucho aféitate, la novia que abandonamos, el niño que llora en su habitación, mi sobrino de 6 años, mi sobrino de 12 años, la Wii, la PSP, la Nintendo DS. 

Lo que escribo cuando viajo en tren. La música en los auriculares de un grupo que desconozco.

Pasan por el pasillo viajeros que van a la cafetería, algunos me miran, otros miran hacia delante, la puerta, la cafetería, el extintor, la salida de emergencia, mi ojo izquierdo se fija en las viajeras, qué remedio, se fija en la viajera que está sentada frente a mí, preparando unas oposiciones, pelo limpio, negro, largo, sombra de ojos, iris azules, labios, manos, piernas, rodillas, cuello uterino, todo muy bien, sí, está muy buena.

Cambio de música. Cambio de música. Cambio, otra vez, de música. Mi ojo izquierdo busca la normalidad. La inmundicia de la fotocopia, el trabajo modesto, los 12 colores de una caja de plastidecor. 

A mi derecha se sienta una señora que me pregunta por los auriculares, ¿disculpe? que donde se enganchan los auriculares, que no oigo nada, aquí señora, mire, levante el brazo, esto es para cambiar de canal, y esto es el volumen. Ah, muchas gracias joven. 

Descubrir lo que otros ojos no, lo que otros ojos nunca, es algo que cansa y consume calorías. Me encanta este autor, este libro, este color que no existía. Lo sublime resulta interesante durante 20 ó 30 minutos, luego ya lo que uno quiere es lavarse los dientes y quitarse los pelillos del entrecejo. 

Las casas que veo desde el tren son blancas. Casas luminosas, casas solares. Casas blancas de pueblo con gente de pueblo que es gente que sabe cuándo va a llover y para qué sirve una espátula y un atillo de leña. Un horno de verdad. Una alpargata. Me gustan las hogazas de pan y el olor a jabón Lagarto. El olor de las ascuas del brasero. Me da vergüenza darle la mano a mi abuela, me da vergüenza mirar con el ojo izquierdo cuando digo algo. No me conozcas. No te metas en mi vida. Déjame seguir bebiendo Coca Cola y devorando hamburguesas. 

Mira, ven, corre, mira, escucha, oye, atiende, corre, ven. Un poste de teléfono es un poste de teléfono, una matrícula es una matrícula, no quiero hacerme fotos al lado de cada pequeña flor, al lado de cada mota de polvo. Lo anónimo es lo que quiero ser. Un árbol me hace feliz, un capítulo de House todos los martes. Mi jornada de 39 horas semanales como reponedor en Carrefour.

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